martes, septiembre 26, 2006

Encontré al que no estaba perdido

Hoy he decidido hacer algo diferente. He jugado con mi subconsciente.

Salí de la facultad lleno de saberes, cogí el metro. Admiré a la gente que pasava por mi lado. Sus miradas, algun gélidas y otras ardorosas. Besos entre parejas, disputas entre congeneres, corridas por los eternos pasadizos del metro de Barcelona. Me sentí libre de la noción del tiempo. Caminé, sin perder de vista mis propios pasos y los de los demás. Observé cada rincón, cada escalera, cada maquina, cada mirada. Al salir al exterior algo me dijo -no vayas por donde siempre- y así lo hice. En vez de seguir por Ramblas cogí la calle que conozco como Palau (no es ese su nombre, sin embargo, por una larga historia decidí llamarle así, ahora es mi calle, mi pequeña aportación a la nada), investigué cada tienda, cada gesto, cada mirada. Primero por una acera, y luego por la otra. Despues bajé hasta el MACBA, (amargos antiguos recuerdos vienen a mi mente) seguí por una calle desconocida y me metí en el lado más oscuro del Rabal. Al principio parecia nada más que un barrio, pero cada calle que cruzaba, cada encrucijada por la que torcia, se convertia en un paseo espiritual por mi mente. Recordaba mi antigua vida, frases de libros leidos, doctrinas olvidadas... Empecé a ver la película de mi vida, cada cosa que recordaba la dipositava en el cajon de “lecciones aprendidas”. Hasta que llegue a mi presente. Entonces entré en una calle donde alguien intentava robar una bicicleta, al verme desistió, abandonó. En ese momento me pregunté porque razón robar sin necesidad. Tal vez por odio. ¿Odio a qué? a todo y a nada. Algo en que creer supongo. Bien pues volvamos a mi vida. Recordé que amaba a alguien... un momento, ¿amaba? ¿acaso ya no? No la amas me dijo una de mis neuronas. ¿A que saben sus besos? a nada. Entonces, ¿la amas? NO. Me respondí con firmeza, como nunca antes. Pero la necesito. En ese momento comprendí que era para mí, una obsesión. Algo por lo que luchar, algo por lo que vivir. Pero yo no vivo por nadie, vivo por mí. Dejé de amarla. La obsesión se atenuó. Me entendí, no me mentí. He sido sincero conmigo mismo. Estoy a un paso más de enfrentarme a mi mismo. Aun me obsesiona, aun ocupa mi espacio. Pero el día en el cual sea capaz de verla con otros hombres sin intentar atarla o cortarle su libertad, ese día, tendré todo el sentido de nuevo en mí. Podré ser quien verdaderamente soy. ¡YO! ¡SOY YO! Mi pensamiento gritó bajos las luces de un anuncio de Kebabs. El mundo no ha sido el mismo desde entonces solo espero que mañana me levante mejor que hoy y peor que la semana que viene, porque solo así me siento vivo. ¡VIVO! ¡VIVO POR MI! Ahora soi capaç de amar más a todo, incluso a la que he dejado de amar la amo más que cuando no podia vivir sin ella. Porque he comprendido que su felicidad es la mia y la mia es la suya. Todos en uno. Como el lema de los mosqueteros. A mi cabeza acude la frase del loco de Atenas “busco personas”, pues bien señor, ya no busco personas, encuentro personas. Gracias por poder darme esta visión de mi mundo. A quien ya sabe que merece mis gracias, la primera persona que me encontré cuando me volví persona.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito relato de la espera bien aprovechada... jejeje.
Ho vem passar bé al món dels "infrasonidos".
Ciños y petiños.