domingo, septiembre 24, 2006

Con una palabra morí

De palabras me arrepiento

De palabras me arrepiento. Mi gran rosa se dio la vuelta, dejando al aire, tras sus rizados cabellos, su rostro llorado. Abriéndoseme los ojos y en estupefacto estado, la zarza que me agarraba no es más que un simple brote, que de “vientollevar” se va. Subiendo horrorizado y taquicárdico la mirada y viendo la zarza que ahoga la Rosa, mi Rosa. Salí corriendo, de pies volantes, hacia mi amada damisela. Espinas en mi alma no recuerdo, tampoco dolor, solo la rabia de abrir los ojos tarde y ante la posibilidad de perder la Rosa. Arrancando hojas y tallos de metal, la sangre corría por el camino dejando marca de por vida. Ahora solo me planteo un objetivo, destruir tal zarza y sus efectos. ¿Cómo destruir si al palparla me destruye? Siendo arma el amor, las metálicas espinas se vuelven ridículas plumas de canario. No en dos días conseguiré desplumarla, pero con paciencia y buena intención la espera disminuye mientras el amor nunca descansa. A veces descansa pero siempre esta y crece con ello. Tormentas pasarán, rayos caerán y mi amor por siempre cubriré. Si por sangre fuera, seco quedaba. Si por amor es, morir a tu lado. Morir no es morir si vivir es amar. De amor viven almas i de amor mueren por descanso. Amor vago no es mi caso, sino amor ciego, aquel que no ve. La razón me la jugó, el amor no entendió. Y yo confundido con una palabra morí.

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